Diseño y funcionalidad se combinan en este nuevo espacio para eventos. La pasión por recibir y agasajar a sus invitados fue el motor que impulsó el proyecto de Flor y Diego que se materializó en Casa Turquesa.
“Siempre nos gustó festejar, recibir amigos y agasajarlos con una buena comida. Nos resulta muy placentero preparar y darnos un entorno agradable para los encuentros”, cuentan rastreando los orígenes del proyecto.
Ligada profesionalmente al mundo del arte y el diseño, Flor ha desplegado su universo creativo para habilitar este espacio que propone una estética particular muy cuidada en todos sus detalles: la tonalidad clara envolvente de sus paredes y la luz que se filtra por sus grandes ventanales, permiten focalizar sobre los objetos elegidos, las texturas y los colores, como indicios inspiradores.
La disposición de los ambientes – un espacioso living, luminoso y fresco; una sala confortable y un patio al aire libre – permite tanto una buena circulación como la posibilidad de construir diferentes acontecimientos de una fiesta.
|
|
Ajustada a cada circunstancia, Casa Turquesa se ofrece a las variaciones que proponen las marcas particulares de los festejos en función de las edades de cada grupo de invitados. Los más chiquitos encuentran en este lugar un ámbito lúdico confortable, lejos de las estridencias y las dinámicas “ciegas” impuestas por el mercado, recuperando la singularidad y la necesidad que demanda cada evento, salvaguardando identidades. “Nos interesa que cada acontecimiento – explicita Diego - pueda darse en un marco de cuidado y respeto por las elecciones y las necesidades reales que tengan quienes contratan el servicio. Intentamos diferenciarnos, en ese sentido, de las propuestas tipo “combo” armadas previamente porque disfrutamos mucho del proceso creativo particular que implica el armado de cada festejo.”
Situada en el barrio de Villa Crespo, una llamativa puerta nos invita a cruzar su umbral turquesa para descubrir los colores propios de cada fiesta. |
